viernes, marzo 21

HAROLD ALVA • PIURA, PERÚ, 1978.


estudió derecho y ciencias políticas. fue miembro fundador del grupo literario triángulo4 de trujillo (1996-1998). fue miembro del movimiento cultural neón (1999-2003). dirigió la revista de creación literaria triángulo 4 (2001-2002), la revista de creación crítica el signo y la forma (2002-2003) y la caja nocturna (edición peruana). actualmente dirige editorial zignos que publica las colecciones biblioteca de américa y país imaginario. ha participado en el encuentro de poesía latinoamericana actual poquita fe, en santiago de chile (2006). es el director del festival de poesía latinoamericana país imaginario. ha publicado firmamento (editorial sevillano, trujillo, 1996), morada y sombras (camión de ruta editores, trujillo, 1998), antes de abandonar la sombra (skala editores, lima, 1999), cañaveral: libro de tierra (skala editores, lima, 2001), sotto voce (fondo editorial de la universidad inca garcilaso de la vega, lima, 2003) y el sonido de la sangre (ediciones altazor, lima, 2006). preparó las antologías los diez, antología de la nueva poesía peruana (santo oficio, lima, 2005), 18 poetas latinoamericanos (editorial zignos, lima, 2006), literatura de piura (fondo editorial cultura peruana, lima, 2006).





CIUDAD SANGRE


Estoy conmovido:

Nadie
Ha muerto esta mañana.




I

Ese rumor de sílaba que increpa a mi lengua por un verso
Ese paisaje pelirrojo que incendia el prado
Que tímidamente intenta distraerte
Para que sigas allí
Para que leas el agua de esta sombra
Que aparece en tu pantalla
Esa luz que acecha como una nube
Que se posa
En la fuente intacta de tus dientes
Tus ojos que todavía me sorprenden
Que aún permiten este sobresalto de formas
Y de aire
Nadie esta aquí y sin embargo
Es como si todos me rodearan para dictarme estas palabras
Para decirme que insista y que te escriba
Lo que la noche me lanza como un corte
Esta ciudad
Sus calles La esquina adonde recojo mis pasos
Para no regresar por la certeza
De saber que soy el que se esconde
El que contempla con cautela
Los árboles que danzan en tu rostro
Las alas de un cuervo
Que burla como un demonio a la tristeza.




VIII

Qué sabe la montaña
De los alacranes
Que habitan estas casas
O sobre la precisa convicción de estar inquieto
De hablar a las paredes
Como un graffiti cuyo trazo es este golpe
Esta culpa
La silvestre partitura de las ramas
Estas líneas de rufián que arde entre la lluvia
Lo inútil de este día cuya sombra la sostiene
El esqueleto de hierba que tose en mi ventana
La paz absurda de otros cortes
De otras calles
De otro hombre que sucumbe ante la furia
Como un sultán indeciso que no obstante
Arenga demagogo entre su tribu
Exhorta al equilibrio de las fechas
Y guarda el sable
Para no acudir al harakiri
Para no desollar su piel
Y colgar los miembros en los postes
Rodeado de mierda
Aplaudido por la escoria como un santo
Como una estrella de rock
Que repite como un huevas la estupidez de su guitarra.

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